muy buen artículo:
A fuerza de ver ofertas de depilación láser en peluquerías y salones de belleza, nos hemos olvidado de que un láser mal utilizado puede causar quemaduras y que si estas no se tratan eficazmente se pueden infectar y nos pueden complicar tremendamente la vida.
El láser no es un instrumento para dejar en manos de cualquiera. La persona que lo maneja ha de conocer el potencial de destrucción que encierra un láser. Bien utilizado puede solucionar problemas, pero mal utilizado es una fuente de desastre.
La proliferación de franquicias ha llevado a que cientos de niñas sin preparación tengan al alcance de su mano un láser. Un juguete peligroso, para ellas y para las clientas de esas franquicias. A veces con un fin de semana de preparación (apenas cuatro horas de teoría y media hora de práctica) comienzan a depilar. Al ser centros pequeños, son las únicas responsables en el establecimiento, sin posibilidad de preguntar sus dudas a otra compañera más experimentada. Eso es una auténtica bomba de relojería. Los responsables de estas redes de franquicias deberían tomar cartas en el asunto antes de que se causen males mayores.
Y las empleadas de estas redes de centros deberían negarse a usar el láser mientras no se hallen suficientemente preparadas.
Todos saldríamos ganando: los consumidores recibiríamos un servicio de mayor calidad, primando nuestra seguridad y los centros ganarian en prestigio. El sector de la depilación láser incrementaría su solvencia y su buena imágen.
Pero si se mantiene una política de precios muy bajos a costa de dar mala calidad (aparatos de poca potencia, de segunda mano o con falta del mantenimiento adecuado, personal sin apenas preparación, productos auxiliares de bajo nivel) todos saldremos perdiendo, pero los primeros serán los pacientes que elijan esos centros exclusivamente guiados por el precio.