Queridas amigas:
Tengo 24 años y soy un monstruo, aunque no nací siendo así. Es más, mi historia se asemeja a la del patito feo pero a la inversa. Hasta hace poco más de un año yo era un cisne. No quiero presumir pero era perfecta. 1,72, 54kg, 96 de busto, 55 de cintura y 92 de cadera. Pura fibra, ni un gramo de grasa ni de celulitis. Morena clara con unos ojos grises enormes, una cara preciosa, una boca perfecta, etc. Mi vida personal también era de cuento de hadas. Estudiaba educación infantil, que era lo que siempre había soñado y estaba casada con un hombre maravilloso, 6 años mayor que yo, que me adoraba.
Todo cambió el 14 de junio del 2002. Ese día sufrí un accidente de tráfico mientras conducía a la facultad. Las consecuencias fueron terribles: las dos piernas amputadas, una por encima de la rodilla y la otra justo debajo de la cadera. También perdí medio brazo izquierdo y sobra decir que el resto de mi cuerpo no quedo ileso. Sufro horribles quemaduras en la espalda, el pecho y el abdomen. Mi cara parece sacada de una película de terror. Su piel está quemada (pese a que me han realizado varios injertos) y tengo dos cicatrices que la atraviesan y la deforman por completo.
Los médicos afirman que lo mío fue un milagro, ya que muy poca gente sobrevive a semejante catástrofe. Yo he deseado morir miles de veces. Ahora le doy gracias a Dios por haberme mantenido casi intacto el brazo derecho y por haberme permitido conservar los cinco sentidos.
Cinco meses después del accidente mi marido me dejó alegando excusas absurdas. Hoy en día soy una mujer de 24 años que cuando va por la calle en silla de ruedas provoca que los mismos hombres que antes se giraban para admirarla, se giren ahora para sentir lástima por ella e incluso repugnancia.
Con todo esto quiero deciros que dejeis de preocuparos por vuestras puntas abiertas, vuestros granitos y vuestros kilos de más. Todas somos preciosas tal y como somos. Teneis que quereros así pues si alguna vez os ocurre lo que a mí os dareis cuenta de lo infinitamente bellas que erais antes.
Besos
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