Estaba revisando las críticas de Chandler Burr, el crítico de perfumes del periódico The New York Times. Aunque creo que nunca he traducido una, son críticas muy amenas y de las que se aprende mucho, porque Chandler Burr tiene acceso a información que no tienen quienes escriben blogs de perfume, y tiene altos conocimientos de la elaboración de perfumes, de las esencias sintéticas, etc.
Pues estaba leyendo yo las críticas y viendo las puntuaciones que da, cuando de pronto me he topado con la crítica de mi amado Teint de Neige de Lorenzo Villoresi, y le da nada más y nada menos que cinco estrellas.
Estoy muy de acuerdo con la impresión que le da este perfume: Teint de Neige huele como un recuerdo de otra época, como la melancolía de una fotografía antigua, huele como seguramente olían nuestras tatarabuelas cuando empleaban el talco perfumado y los polvos de rosa en la cara.
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Teint de Neige, de Lorenzo Villoresi (crítica de Chandler Burr)
Puntuación: 5 estrellas de 5
En 1981, un estudiante florentino, estudiando el doctorado en filosofía antigua, hizo un viaje a Oriente Medio y visitó el mercado local. Ahí descubrió especias altamente olorosas y esencias de perfumes que se compró y llevó de vuelta a casa. Comenzó a mezclarlos para crear fragancias. Luego empezó a estudiar perfumería. En 1990 fundó la casa perfumística de su mismo nombre.
Lorenzo Villoresi trabaja desde el palacio del siglo XV perteneciente a su familia en Via de Bardi 14, en Florencia. Lanzó su primera colección de perfumes en 1993 con "Uomo" y "Donna" (Hombre y Mujer), pero Villoresi pronto comenzó algo más interesante, la manufactura de dos grupos de perfumes opuestos.
Al primer grupo lo llamó sus fragancias "monotemáticas", que eran interpretaciones de materiales perfumísticos específicos en "crudo", con conceptos olfativos precisos. "Sandalo", por ejemplo (Sandalwood), e "Incensi" (Incienso), que olían, de la forma más precisa posible, a sándalo e incienso.
A la otra colección la llamó perfumes "fantasía", altamente abstractos trabajos del arte olfativo. "Yerbamate", una fragancia verde, es maravillosamente extraña y ligeramente alarmante. Es como si Villoresi hubiera tomado aspectos de dos grandes perfumes, Chanel 19, con su fuerza en la amaderada raíz del lirio, y el nardo de Fracas, y hubiera hecho su versión añadiendo pedacitos de hojas verdes y jirones de verdes troncos de árboles jóvenes.
Mientras los monotemáticos eran el equivalente olfativo de las precisas pinturas neoclásicas de Ingres o David, los perfumes fantasía eran abstractos Rothkos, esos cuadrados de colores indefinidos flotando en el espacio. De lo que Villoresi tiene que ser consciente, sin embargo, es de que uno de sus perfumes "fantasía" es, sin embargo, el perfecto "monotemático".
El perfumista concibió "Teint de Neige", su perfume best-seller alrededor del mundo, como una representación olfativa abstracta de la sofisticada belleza de la Belle Époque. Primero, es un perfume bien construido: "Teint de Neige" permanece en la piel, se difunde maravillosamente, y es distinto y diferenciable. Y por el lado estético, su nombre ("Color de nieve", es una pena que los perfumistas italianos pongan nombres en francés a sus creaciones, una práctica perversa) es conceptual y poético. Y en verdad, llevar "Teint de Neige" es llevar el maravillosamente abstracto olor de los clásicos polvos de talco perfumados de una época ya desaparecida, perfumados con flores dulces y sutiles que emanan melancolía. Tiene el delicado aroma sonrosado de una era teñida en sepia en la que la rosa era la reina y los perfuems eran de una elegancia ahora anticuada a causa de la belleza de la gran pantalla, descarada y fuerte, de los "Envys" del mundo. A su manera, "Teint de Neige" es realmente una fantasía. Pero de otra manera, es el concepto olfativo más preciso de Villoresi, uno de los monotemáticos más preciosos que puedes esperar oler. ¿Por qué? Sencillo: este perfume huele, de la forma más perfecta posible, como un recuerdo.
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